TEATRO ACTIVO EN LAS CLASES DE NICOLÁS FRANCISCO HERRERO Y FEDERICO HERRERO.
Para desarrollar la espontaneidad, para entrenarse uno mismo, para comportarse lógica y con verdad, entre los recursos en las clases de actuación de Federico Herrero, y para escuchar y responder al compañero, el actor practica escenas activas -dramatización- concibiendo situaciones con o sin un libreto, de acuerdo a las necesidades de cada estudiante de
teatro.
La escena activa es de enorme importancia en el proceso de entrenamiento y también en el de la representación. Le enseña al actor a hablar en vez de leer el texto escrito y quiebra la dependencia inconsciente con los modelos de comportamiento que establecen las convenciones teatrales. Lo fuerza a usar sus sentidos, y a menudo a descubrir no sólo la lógica sino también el significado de una escena.
Lo obliga a trabajar y lo previene de transformarse en un repetidor experto y diestro pero mecánico. Mediante ejercicios que pueden resultar alejados de los roles que él representa -tales como el ejercicio de Canto y Baile (en el que una canción es cantada sílaba por sílaba sin relación con el modo en que debiera ser cantada para ayudar a romper el hábito inconsciente del actor que afecta su modo de actuar), o, inversamente, el Monólogo Interior hablado (en que el actor expresa lo que le sucede en el aquí y ahora sin relación alguna con la obra), u otros ejercicios- el actor no sólo aumenta su capacidad de adquirir experiencia sino que también libera sus impulsos bloqueados e inhibidos.
Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, en sus clases de actuación, capacitan al actor para luchar con sus propias ataduras a las formas automáticas de comportamiento y el artificio, y adquirir nuevos modos de expresión que corresponden a su verdadera naturaleza y a la fuerza de su impulso. Por lo tanto, lo capacita para desarrollar un espectro mucho mayor de expresión que el habitual que se da en la vida.